Repartir el botín de los impuestos para reducir la desigualdad en lugar de elevar los salarios para vivir con dignidad es la equivocación de los progresistas asistencialistas. Los impuestos existen en abundancia mientras sea que los que pagan tengan un ciclo a favor. Pero los impuestos no crean ni industria ni puestos de trabajo productivos. La desigualdad por el mal reparto del PIB se mejora distribuyendo el ingreso vía mejores salarios y nunca por repartir subvenciones. La mejora en los salarios tiene efecto sostenido multiplicador en la inversión, en el ahorro, en el consumo y en las tasas de interés. El aumento de salarios no tiene efectos en la inflación cuando la economía es flexible y permite absorber con producción y servicios un incremento de masa monetaria.